martes, 7 de octubre de 2014

Los esclavos del rating: La tentativa de asalto al turista canadiense

Por Francisco Grillo

El 14 de agosto, el turista canadiense Alex Hennessy, circulaba en bicicleta por el barrio de la Boca, en las inmediaciones de Caminito y sufrió un intento de asalto por parte del luego identificado como Gastón Aguirre quien, a bordo de una moto, se acercó al turista y lo amenazó con un arma de fuego exigiéndole la entrega de sus pertenencias. Hennessy se asustó y salió corriendo desconcertando al atacante hasta cruzarse con un policía, desbaratando de esta manera el intento de asalto. El turista (que no hizo la denuncia formal) grabó toda la secuencia con una cámara GoPro que llevaba en su casco. Luego el video se subió a la cuenta de YouTube de su compañero de viaje, Mike Graziano. Cuando se conoció el video, la policía actuó de oficio y detuvo a Aguirre (quien fue procesado por la jueza de instrucción Susana Castañera pero fue excarcelado luego de que la Policía Metropolitana lo arrestó).La defensa oficial de Aguirre apeló la resolución y el caso está siendo revisado por la Cámara del Crimen.                        

                                     

Hasta ahí el relato del hecho, que es lamentable, un botoncito más de muestra de la inseguridad cotidiana a la cual estamos sometidos los que habitamos este suelo y de los que vienen a visitarnos atraídos por todos los encantos turísticos que ofrece generosamente la Argentina. Pero hay otro episodio al cual debemos analizar y tratar de descifrar sus objetivos y consecuencias: el periodista Mauro Viale le realizó a Gastón Aguirre una entrevista en directo. En la misma realizó una serie de comentarios justificando su fallido intento de robo con el argumento de que le quería comprar un regalo a su hijo. No entraremos en más detalles sobre sus declaraciones. Todos tenemos el derecho a defendernos, también todos tenemos el derecho de creer o no esos dichos. Desde el punto de vista periodístico debemos cuestionarnos y replantear si son válidas estas realizaciones. Desde ya, algunos valoran la producción de estas notas como golpes de marketing porque suben las cifras del rating en forma considerable. ¿Estamos tan dependientes de esos valores, hasta esclavizarnos a ellos? Habría que replantearse si para la sociedad es atractivo mostrar como un personaje a alguien que desprecia y no respeta los derechos de las personas. Todo estaría menos objetable si de la entrevista se rescatase algún saldo positivo (como el arrepentimiento, las disculpas, el modelo de la equivocación y la enseñanza de lo que no se debe hacer). Pero nada de esto ocurrió. ¿Es necesario apelar a este tipo de efectos? Creemos que es necesario revisar la forma de encarar estos temas.

La ola de garantismo que envuelve a nuestros días produce, además de minimizar los delitos, publicitarlos a través de los medios masivos. ¿Tendrá acaso un formato similar a la apología del delito?

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