lunes, 24 de junio de 2019

Macri-Pichetto: una jugada audaz bien recibida por los mercados


Por Fernando Elias  (Vicepresidente del Banco Ciudad)

El escenario político y económico de la Argentina viene cambiando de un modo vertiginoso y Mauricio Macri y su equipo de campaña tomaron nota, y se movieron bien y justo a tiempo.


A nivel económico, las sucesivas devaluaciones y el aumento de la inflación que se suscitaron en 2018 y 2019, generaron una fuerte caída del consumo, del nivel de actividad y el empleo, y se generó un clima propenso para la búsqueda de otros líderes, de otras recetas.
No obstante, desde que el FMI permitió la intervención del Central aún dentro de la banda que anteriormente estaba fijada como de "no intervención", la estabilidad cambiaria y la desaceleración de la inflación, comenzaron a mejorar la imagen del Presidente y sus perspectivas eleccionarias.
En ese contexto, fue la ex Presidenta CFK quien dio el primer golpe de escena, con la convocatoria a Alberto Fernández como su candidato a Presidente. Era una movida que alteraba toda la arena política, pero era claro que los demás no se iban a quedar quietos, ni el oficialismo tampoco. La pelea recién empezaba.
Sergio Massa, siempre afecto a especular y demorar sus decisiones para valorizarse, pensó que era su momento. Mientras negociaba con María Eugenia Vidal si ella era su candidata a Gobernadora (colectoras mediante) al mismo tiempo que lo era para Cambiemos, negociaba también con la dupla Fernández-Fernández. Que, si iba a las Paso como candidato a Presidente de una alianza con Unidad Ciudadana, que, si iba como candidato a Gobernador de Buenos Aires por ese espacio, etc.

Muchos hablan (o hablaban) de la poca visión política de Macri y su mesa chica. Les reconocen su habilidad en temas electorales, pero les critican haberles dado poco espacio a figuras con mucha habilidad para operar y de generar de alianzas como Monzó o Frigerio. Pues bien, en tiempo de descuento, Mauricio tomó una decisión que es a la vez sensata y audaz, que refuerza la coalición republicana y que le otorgó una bocanada de aire fresco a los mercados.
Pichetto, si bien ha estado con todos los gobiernos peronistas de la era post Alfonsín, siempre lideró la bancada desde una visión dialoguista, de quien aplica sentido común, y no confronta cuando no es necesario. Ha sido el opositor que más ha apoyado la gobernabilidad y mantiene una relación muy fluida con los gobernadores e intendentes peronistas. Es una figura muy respetada dentro del partido, y esa buena relación con los gobernadores de su espacio, le puede dar chances de atraer los votos de los senadores provinciales que serán tan vitales a la hora de gobernar no sólo desde las PASO hasta las elecciones sino en el próximo período de gobiernos.
Eligiendo a Pichetto, el Presidente sumó al peronista que más se le parece, contragolpeó duro recuperando protagonismo en la escena política y electoral, y dejó a Massa totalmente fuera de foco.
Yo celebro este nuevo paradigma que está comenzando a construirse en la Argentina, donde la política ya deja de ser solo partidaria, sino que se basa en consensos amplios y potentes. 
Cambiemos ya tenía dirigentes de cepa peronista, como Frigerio, Santilli, Ritondo, Monzó y Massot, (entre otros), pero esta nueva y más amplia apertura hacia el peronismo republicano, implica la formación de una nueva coalición de gobierno tan inédita como necesaria. El contexto impone condiciones y proyectos de la magnitud de las reformas impositiva, laboral y previsional pendientes, que de ningún modo podrían ser llevadas a cabo por una fuerza política en soledad.
Por otro lado, los mercados vienen dando su veredicto, la baja del dólar y del riesgo país, y la suba de los bonos y de las acciones, hablan de una confianza en vías de restauración. Y la confianza y la estabilidad (que llevarán a la baja de las tasas de interés y de la inflación) son las madres de la recuperación económica - financiera para que mejoren la oferta de crédito y las inversiones. 
Cambiemos modificó su nombre, pero de ninguna manera cambia la convicción de que no debe haber vuelta atrás. Este paso adelante es vital para la consolidación de la democracia y para la construcción de un país mejor y más inclusivo.

Un escenario diferente


Por Francisco Grillo                
La fecha del cierre para la inscripción de las alianzas electorales marcó un punto inflexión en el panorama político argentino. Los líderes de la polarización - Mauricio y Cristina - movieron sus piezas con procedimientos atípicos en ambos personalismos. Es muy posible que estemos en el comienzo de transformación tan demandada por los ciudadanos.


Cuando la desesperanza se hacía carne en el cuerpo y el alma de los sufridos habitantes de este país. Cuando los impulsores del cambio estaban desilusionados por el camino elegido para que los conduzca hacia el objetivo de terminar con los estigmas del pasado que "golpe a golpe, verso a verso", nos empujaban hacia el precipicio. Optaron por el único que no representaba a todos los sectores responsables del retroceso argentino. Macri apuntaba a corporizar el anhelado objetivo. Cambiemos resultó una coalición para ganar las elecciones, pero no fue sólida en la gobernalidad. La falta de ella y la insuficiente presencia legislativa, le impidió consensuar las reformas estructurales que podrían haber engendrado la simiente de una nueva Argentina. Básicamente con las reformas laboral, previsional, tributaria y fiscal. El tema económico estalló con la crisis del 2018. Frente a las elecciones de este año, el escenario del cierre de las alianzas se fue conformando obligados por las necesidades de un armado estratégico para alcanzar la mayor competitividad posible en aras de llegar al poder. En ese camino se fueron articulando distintas acciones. Se partía de la base de dos nombres con fortalezas y debilidades para continuar con la polarización. Macri y Cristina, en un principio, resultaban el resumen de dos sistemas diferentes y contrapuestos. Personifican la grieta tan mentada que nos separa y genera la figura del adversario como el enemigo. Lo que se ubica por afuera de la racionalidad y la inteligencia es la absurda confrontación por encima de los valores de ética, moral y educación. Apareció la opción de una tercera fuerza representada por Alternativa Federal. Formada por Massa, Urtubey, Schiaretti y Pichetto. A los cuales se sumó Lavagna. Parecía una interesante propuesta que emergía como aglutinante de los dos extremos. Sonaba como la manera de acabar con los odios y divisiones que separaba a los argentinos. Era una forma de continuar con el cambio con acuerdos y consensos a los cuales no se podría arribar con los otros contendientes porque nunca caminarían juntos por ningún sendero. Ni siquiera por el bien de la Argentina y de los argentinos. En ese sentido, Alternativa Federal no terminaba de organizarse y siempre pasa, como con la izquierda argentina, cuando no se ponen de acuerdo entre los propios es imposible que puedan gobernar para todo un país. Lavagna con su negativa a participar de las internas para dirimir la candidatura, exigía ser elegido sin pasar por las primarias. Su espacio, Consenso, no consensuaba con nadie. Su propio ego superó a la realidad. Era él o nadie. hasta último momento, un par de días antes del cierre, trataban de convencerlo de pasar por las primarias como era el acuerdo inicial entre todos. Fue el principio de la dilución de Alternativa. Será esta la razón por la cual Massa elige separarse y buscar otros horizontes. O ya estaba en sus planes y dudaba sobre la manera de hacerlo lo más elegantemente posible. Aunque su partida resultó un poco inexplicable. Volvió al lugar de donde se fue para pelear en su contra frenéticamente hasta ganarle en las elecciones de 2013 y cortarle a Cristina su ambición de un tercer período. Ésta realiza la primera movida en el tablero de ajedrez y sorprendiendo a todos, se auto convoca como candidata a la vicepresidencia y lo unge a Alberto Fernandez, otro que se fue del FPV y se cansó de rechazar su estilo de conducción. De vuelta al hogar. Todos juntos, olvidemos los rencores para sacarle el poder a Macri. No se sabe certeramente si el objetivo de este movimiento era traer a un moderado, conciliador y estratega como Alberto para ampliar el electorado y llegar a quienes Cristina, con su estilo radicalizado, jamás podría hacerlo ¿Alberto moderará a Cristina o ésta lo radicalizará a Alberto? ¿quién de los dos ejercerá el poder? Alberto lo convoca a Massa, este exige ir a las PASO con él, la continuidad de sus gobernadores e intendentes y colocar a su esposa Malena en Tigre en lugar de Zamora. Todos estos pedidos todavía no fueron aceptados. Pero Massa parece que ya está dentro del Frente de Todos. Y fuera de su ambición presidencialista. En consecuencia, Pichetto es convocado por Macri como candidato a vice en el nuevo Juntos por el Cambio. Lavagna arregla con Urtubey para ir como vice. Y así se licua la fuerza que podría alcanzar Alternativa Federal con todos los fundadores unidos en un espacio. Con Pichetto, Macri responde a la movida de piezas de Cristina y se arma una trasformación en el panorama de la política. Los dos tanques, Macri y Cristina, casi sin proponérselo, dejando de lado el dogmatismo de sus personalismos, se convierten en generosos pragmáticos. Capaces de resignar parte de su poder, abrirse y darles participación a otras figuras. Como Alberto y Pichetto, que, por sus capacidades de diálogo y estrategia, se convierten en los armadores de la ampliación de estas dos grandes coaliciones. Como en Chile, de Centro Izquierda y de Centro Derecha y en ambas, confluyen mezclados, los partidos políticos tradicionales. Algo así como la Trasversalidad de Néstor, pero por dos. Alberto, empezó antes y ya logró reagrupar a gran parte del peronismo. Pichetto, recien llegado, se mueve para armar la agrupación peronista dentro de Juntos por el Cambio. Peronismo Republicano o Federal. Toma, Puerta, Eduardo Camaño, entre otros operadores, lo acompañan para convencer a los gobernadores de provincias como Córdoba-Chubut-Río Negro-Neuquén-Misiones y Santiago del Estero e intendentes de varios municipios, a seguirlo en el cambio. Una alternativa es la boleta corta y otra que la agrupación participe de las PASO en algunos distritos con lista propia o integrando listas del espacio. Alberto y Miguel van por más electorado y mayor gobernabilidad. Posiblemente sea así. Nadie puede asegurar nada. Pero de esta manera el camino es otro. Soñar no cuesta nada. Pero, sea quien fuera que triunfe, no podrá gobernar sin acordar con los otros. La conclusión es que por motivos casi forzados se ha planteado un escenario diferente con un armado político distinto y más aglutinante. Nos produce una leve esperanza que pueda comenzar una nueva etapa para encarrilar a la Argentina en el rumbo adecuado para lograr el desarrollo y la estabilidad que nos saquen de décadas de ir retrocediendo. Es mucha la ventaja que nos sacaron los países que crecieron en forma sostenida. Es hora de recobrar el tiempo perdido