miércoles, 28 de noviembre de 2018

TORNEO INTERNACIONAL “COPA FRANCIA”, EDICIÓN XXI CLUB STADE FRANCAIS SANTIAGO DE CHILE


En las bellísimas instalaciones del Club Stade Francais de Santiago de Chile (Las Condes), se disputó la 21° edición de uno de los torneos internacionales más tradicionales de Chile, denominado la “COPA FRANCIA”.




Entre los días 22 y 25 de noviembre, más de 500 nadadores se encontraron en 6 jornadas de intensas competencias en la piscina de 25 mts. del club anfitrión del evento.
La delegación Parquense estuvo integrada por: Andrés Etchart, Juan Pablo Zapaia, Lautaro Borzani, Pedro Varetto, Franco González, Viken Vaneskehian, Agostina Díaz, Sofía Tallone y Joaquín Prieto Conde.  Entrenadores: Prof. Laura Orejas y Lic. Eric Gandolfo. Acompañante de la delegación: Sr. Leandro Fabián Prieto.
El equipo tuvo una destacada actuación a lo largo de todo el torneo, ya que fue protagonista en cada una de las pruebas disputadas y se mejoraron casi todos los mejores registros históricos de tiempos.

Andrés Etchart obtuvo tres medallas de bronce, en los 200 mts. mariposa, en los 400 mts. libre y en los 200 mts. combinados. A su vez, Agostina Díaz (en su primer torneo internacional) obtuvo un meritorio tercer puesto en los 50 mts. pecho.
Por su parte Sofía Tallone se ubicó en el cuarto puesto en los 400 mts. libre y Franco González también hizo lo propio en los 200 mts. combinados. Lautaro Borzani se clasificó en el sexto puesto, en la prueba de los 200 mts. pecho categoría OPEN, que agrupa a los nadadores nacidos desde el año 2005 hasta mayores inclusive.


¡Felicitaciones a todos!

Los goles en contra complican el resultado


Por Francisco Grillo

Cuando las dificultades para avanzar en el desarrollo de cualquier actividad surgen de oposiciones externas, son parte de las alternativas hasta previstas, con un profundo planteo para impulsar la concreción de los objetivos se puede llegar a lograrlo. Cuando, además de los enemigos, hay que cuidarse de los goles en contra de los propios, la tarea se torna extremadamente difícil.

Este gobierno de Cambiemos, además de la épica tarea de enfrentarse a los desafíos de modernizar las estructuras económicas y sociales que venían fracasando desde hace décadas. Sumando a la apertura de las relaciones internacionales, el sostenimiento de los subsidios sociales, asegurar la libertad de acción a la Justicia para buscar el esclarecimiento de la frondosa lista de actos de corrupción cuyos expedientes están aguardando el proceso de tratamiento, las obras públicas de infraestructura, cloacas, aguas, energía, minería, agricultura y muchos etcéteras más. En ese camino, la grieta de nuestra sociedad -que viene de lejos, desde los Unitarios y Federales-enfrenta al oficialismo y la oposición en un tira y afloja permanente. Algunas leyes se promulgaron por consensos y otras salieron con dificultades o se abortaron por desinteligencias entre los grupos antagónicos. Claro está que el apoyo o la confrontación dependió siempre de los tiempos electorales. Los cuales ocupan una buena parte del período de gobierno que establece nuestra Constitución. Apenas cuatro años. Esto se traduce en que, cuando un gobierno asume tiene el primer año para desarrollar su gestión. Porque en el segundo aparecen las elecciones de medio término y en el cuarto, las generales. Si tenemos en cuenta que el proceso de la campaña electoral lleva alrededor de un año. La conclusión es que, a los gobiernos, en la Argentina, les quedan solamente dos años de gestión, interrumpidos por los comicios. Dos años se utilizan para las campañas. Es muy poco para conseguir resultados exitosos. Aunque las administraciones sean de excelencia, cosa que jamás ocurre por estos lares. Agregando que cada espacio defiende sus intereses a capa y espada y sus objetivos son triunfar en la contienda y destruir al enemigo. Está planteado como una guerra y no como una competencia. Por si esto fuera poco, este gobierno está compuesto por un equipo que tiene buenas intenciones. Al menos, así pareciera. Su intención de cambiar para mejorar al país es creíble. Pasa, lamentablemente, que se equivoca demasiado. Pueden llegar a contener al adversario, que viene de campeonatos sin logros, pero tiene a sus jugadores que convierten, con frecuencia, goles en contra. Tirando abajo toda la estantería. Juegan partidos contra planteles que tienen una paridad de poderío con el oficial. La lucha es justa cuando deben cuidarse de los jugadores adversarios para que no les conviertan y, a gatas puedan derrotarlos por un tanteador exiguo. Un 1 a 0 o un 2 a 1 sirven para ganar el partido. Pero, si los propios, se meten uno en contra o dos y tres, es un poco imposible remontar el resultado. A un escaso año de las próximas elecciones generales, con todos los inconvenientes ocurridos en los últimos meses. La explosión del tipo de cambio en relación con el dólar que generó la suba de la inflación, el desmadre de los precios y la pérdida del poder adquisitivo. Todavía nada está definido en términos de posibilidades electorales. Después de la elección de medio término, a mediados del 2017, con su triunfo, el gobierno estaba encaminado hacia una reelección casi segura. Después de todo lo sucedido, sus posibilidades se redujeron, pero sigue dando pelea. Su principal contrincante es Cristina con quien están en un empate técnico. Queda pendiente la definición del resto del peronismo sobre las alianzas que se formen. Mazza, Urtubey, Pichetto y Schiaretti dieron el primer paso. Todavía están en pañales. Tampoco hay seguridad de que en ese espacio se incluya o no, a Cristina. Con respecto al oficialismo, se supone que todo lo que podía perder ya ocurrió durante el proceso reciente de la devaluación y el ajuste seguido de recesión, que, por otra parte, recién comienza. Con relación a las grietas que hieren a nuestra sociedad, apareció un texto de una carta escrita por el General San Martín en Chile, el día antes de partir con la expedición Libertadora hacia Perú. Estaba dirigida hacia el pueblo cuyano como despedida al iniciar la campaña. La misma estaba en poder de Luis Ponferrada y su familia desde hace 200 años y su texto nunca fue divulgado. Entre otras cosas, dice lo siguiente: “les recomiendo, por su bien, que estrechen entre sí los vínculos de la unión y se fortifiquen en el concepto de que no existe Sociedad dónde no hay orden”. Ese era otro tiempo de grietas en este territorio. San Martín desobedeció la orden del gobierno de Buenos Aires, de quien dependía, porque le exigía que retorne para enfrentar militarmente al conflicto que existía con los caudillos de las provincias del centro. En el Norte estaban los españoles. San Martín se negó a pelear contra sus compatriotas y eligió continuar su campaña libertadora en el Perú con el apoyo del gobierno chileno. Sus reflexiones tienen plena vigencia en el 2018. Las expresó hace 200 años y todavía no las escuchamos. Seguimos igual o peor. Es irracional que seamos tan sordos y no podamos comprender por donde va el camino. La Unión Nacional, no hay otro. No sigamos errando penales y perdiendo con goles en contra.



Las fortalezas argentinas

Por Francisco Grillo
En el plano de las debilidades, que se pueden encasillar en el “Debe” de esta fenomenal empresa llamada Argentina, ya están abrumadoramente mencionados todos y cada uno de los temas que nos llevan al déficit de la balanza comercial. Se nos ocurre, entonces, analizar las fortalezas en el “Haber” para encarar el equilibrio y el crecimiento.


Escuchar continuamente cuales son las razones que nos han sumergido en la actual situación de desorden institucional, donde todo funciona incorrectamente, ya no tiene sentido. Es el hartazgo por el hartazgo mismo. Se intentan miles de maniobras para superar la crisis y hay fuerzas “desconocidas” que siempre pueden más que el gobierno de turno de hoy, ayer y mañana. Estamos de acuerdo, y como no estarlo, en que gastamos más de lo que generamos. Es elemental y demasiado básico. Pero es la realidad. Como se consigue adecuar las salidas a las entradas. Si bajamos las partidas que el Estado destina a cada uno de los temas donde es necesario apoyar, seguramente estaríamos disminuyendo las diferencias con el equilibrio. Los subsidios a las tarifas se están descartando. Los que se mantienen son los que van dirigidos a los sectores sociales con mayores necesidades. En este caso se han incrementado. Todo es muy largo y doloroso. Los resultados no aparecen. Sería mucho más criterioso apuntar a crecer más para generar el aumento de los ingresos.  Encarar por fin el modelo inclusivo de incentivar e incrementar la productividad en todos los sectores. Generaría, como resultado inmediato, el crecimiento de la recaudación fiscal y la disminución del déficit. La creación de nuevas fuentes de trabajo para bajar las tasas de desempleo y con ésta, la pobreza. Crecería así, el poder adquisitivo y el valor de la moneda. Parece que fuera sencillo, pero no sería tan fácil implementarlo. Allí es donde aparece la “Fortaleza” de esta empresa-país, indudablemente sustentada en la amplia variedad de recursos naturales con que fue privilegiado este territorio. También podemos incluir en este aspecto a la fuerza laboral argentina que cuando sale a la cancha muestra sus habilidades. Cuando confían en nosotros somos capaces de demostrar la capacidad y la inquietud para avanzar. Inclusive en capacitarnos para las nuevas tecnologías que van dominando el mercado. Tenemos la ductilidad de formarnos y adaptarnos para superar cualquier dificultad. Solamente hace falta que nos ofrezcan la posibilidad. A partir de esta nota iremos entregando, en las próximas ediciones, sector por sector, un análisis de cada uno de los recursos que dispone nuestro país. Informaremos sobre el estado actual y las posibilidades de crecimiento. Haremos una especie de auditoria para establecer cómo estamos y con qué contamos para emprender el camino del desarrollo. En este sentido, dejaremos de lado, el sectarismo y los dislates de priorizar a un sector y postergar a otro. Como la gastada antinomia de campo-industria. Nada más retrógrado que un concepto como éste. Una nación que pretenda colocarse entre los países desarrollados no puede dase el lujo de descartar cualquier actividad. Es la industria más el campo, y los servicios. La matriz energética, la minería, todo suma y se complementa y todos se necesitan entre sí. Así se avanza. Nunca más volver al pasado fracasado. Debemos ponernos de pie y mirar hacia el futuro. Ir hacia adelante con el dirigente que merezca y pueda conducirnos a ese lugar. Se llame como se llame. Lo prioritario es que el pueblo tenga la convicción de lo que quiere alcanzar. “Ser o no ser, esa es la cuestión”. Es hora de demostrar que estamos para más y dejar de lado e ignorar a los que se empantanan en el camino de la confrontación y de frenar el andar de los que buscan terminar con las injusticias representadas por la pobreza, el desempleo, la corrupción y la inmunidad de los corruptos. No todo está perdido. Hay mucho potencial para rescatar y convertir la decadencia actual en un proceso de optimización de la explotación de los recursos para emprender el desarrollo y el crecimiento.