martes, 4 de febrero de 2014

La Fragata Libertad, amarrada a las políticas K

Ante la posibilidad de un nuevo papelón internacional, el buque escuela zarpó el sábado 1º de febrero. El Gobierno decidió que recorra sólo puertos de la región. 

Antes de dar la orden simbólica de zarpada en el Apostadero Naval, Agustín Rossi había dicho que “la Fragata Libertad es el símbolo de nuestra independencia”. Símbolo bastardeado, dado las peripecias a la que se ha sometido en el último tiempo a nuestro buque escuela en el plano internacional. Independencia acotada, si tenemos en cuenta el recorrido que comenzarán a hacer los cadetes de la 142 promoción de las Fuerzas Armadas, quienes pasarán únicamente por puertos de Latinoamérica y el Caribe, para evitar embargos y confiscaciones. 



Un año después de que la más famosa de nuestras embarcaciones regresara de su travesía africana, deudas, fondos buitres e inoperancia logística mediante, Rossi presidió el acto simbólico el pasado jueves, junto al polémico jefe del Ejército, Cesar Milani, quien hizo todo por robarse el protagonismo al afirmar que las denuncias que pesan sobre su figura por complicidad en los delitos de lesa humanidad durante la última dictadura militar eran “una campaña contra el Gobierno y la Presidenta”. He ahí la respuesta oficialista a todos nuestros males. La crisis económica no son más que la especulación de agentes del mal, la confiscación de nuestros bienes en el exterior se debe al acoso de aves de rapiña, financieras y judiciales, y la deslegitimación de nuestras FFAA es sólo una “campaña” contra Cristina Kirchner. 

La realidad, sin embargo, se empeña en desmentir al gobierno. “Libertad” a medias, la Fragata inició su 44º viaje de instrucción de los cadetes de la Escuela Naval Militar que el año pasado vieron frustrado su aventura. La primera etapa culminará el 21 de julio, cuando la promoción número 143 tome el relevo y regrese la nave a tierra argentina. Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Venezuela serán parte del recorrido, haciendo escala en Punta del Este, Mar del Plata, Ushuaia y Cabo de Hornos, para subir luego por el Pacífico hacia los puertos de Punta Arenas, Talcahuano, Valparaíso, El Callao, Manta, Cartagena de Indias, La Guaira, Santo Domingo y Veracruz. Allí se emprenderá la vuelta, también por países “amigos”. 

Desde el Ministerio de Defensa aseguran que la idea es "robustecer la fraternidad de las tripulaciones en los puertos y las interacciones con las comunidades" y por eso se hace hincapié en las naciones de la Unasur. Una mentira más del relato, que obvia el aislamiento internacional de nuestro país en el plano militar, financiero y geopolítico. Con el aparato productivo desmantelado, sin posibilidad de fabricar armamento y en medio de la militarización de la región, repleta de recursos naturales que deben defenderse, el proyecto K hace aguas, y en esas aguas se embarcan hoy los cadetes de la fragata. Y un país entero.

Fuente: Hoy en la noticia.

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