martes, 23 de diciembre de 2014

“Mi viejo ve que tengo un gran futuro”

Por Micaela Piserchia

Yamil Asad, hijo de Omar, “el Turco” Asad, está en pleno crecimiento deportivo y disfruta de haber pegado el salto para llegar a Primera División. Con una familia que lo acompañó durante toda su carrera, el veinteañero quiere terminar su año en Vélez y luego dedicarse a pensar cómo sigue.



Una familia futbolera. Ese es el rótulo que le cabe a los Asad, porque luego de que Omar se consagrara ídolo de Vélez tras ganar los títulos más importantes del club durante la época de los ‘90, ahora, los tres integrantes de la familia van desde Monte Castro a todos lados junto al otro caballero de la familia: Yamil. El muchachito (que ya tiene 20 años) juega de volante y forma parte de la gran cosecha ’94, que casi en su mayoría, nutre el equipo actual que dirige el “Turu” Flores. Asad es muy amigo de Lucas Romero –otro de los jovencitos del plantel, con quién vivió muchísimos momentos en inferiores– y juntos, al igual que sus compañeros, son promesas puras para “El Fortín”, que dará pelea en los próximos torneos con las caras más frescas del plantel.

El camino hacia la Primera División no fue fácil para Yamil, ya que fueron años de (en ocasiones) estar sentado en el banco esperando la oportunidad para mostrarse y también significaron momentos críticos de pelear con el fuerte apellido que carga. ¿Cómo hacer para desligarse de un apellido tan importante y así lograr que los amantes del fútbol no lo asocien directamente con un padre que ganó todo?…  Con años en el deporte, mucho cariño y apoyo de la familia, el hombrecito Asad lucha por forjar su propia identidad en la vida, como así también en la cancha. Hoy jugando en Vélez (el club al que asistió desde que tiene memoria y en el cual debutó en Primera de la mano de Gareca), tiene la chance de crear su propio destino.

–¿Estás pasando por el momento con el que siempre soñaste alguna vez?
–La verdad que uno siempre sueña lo mejor para uno mismo ¿no? Cuando era más chico soñaba jugar con la primera de Vélez y hoy, estar en la categoría más alta de mi club, es algo muy lindo y disfruto mucho de que me esté pasando.

–¿Cómo preparás cada partido?
–Se preparan en la semana y en el día a día. Dicen siempre que el viernes termina el trabajo del entrenador y el fin de semana los jugadores reflejan lo que se hizo. Nosotros tratamos de hacer eso, si bien no están saliendo los resultados y no es una buena campaña a nivel puntos,  tenemos que mejorar en rendimiento.

–¿Te gusta que te digan “Turquito” o te apodás distinto?
–Sí. Tengo varios apodos, tengo amigos que son ingeniosos con los apodos que me ponen (risas). Aunque en la mayoría de las ocasiones me dicen Yamil.

–¿Te sentís a gusto en este presente o te hubiera gustado jugar en otro momento de Vélez? Por el hecho de tener que madurar tan de golpe y tener la obligación de salir a pelear los puntos entre ustedes, en su mayoría chicos…

–Sí. Lo que pasa es que uno está acostumbrado a ver a Vélez estar arriba y pelear todos los torneos, tanto locales como internacionales. Hoy estar abajo y ser parte de eso duele porque uno quiere lo mejor y Vélez siempre se acostumbró a eso. Sin dudas me gustaría verlo ahí arriba peleando, fue un año difícil, año político. Eso, mal o bien y aunque no me guste opinar sobre el tema, influye en el rendimiento. Pero,  al margen de eso, tenemos que hacer una mejor campaña el año que viene.

–¿Qué hace Yamil Asad cuando no está con la pelota? ¿Cuál es tu pasatiempo favorito?
–Trato de pasar mucho tiempo con amigos y mi familia, porque la verdad que eso es lo que más me gusta. Estar con mis amigos es mi pasatiempo favorito.

–¿Qué aprendiste de tu papá? ¿Qué te dice partido a partido?
–Aprendí mucho de él, sobre todo a no rendirse y a nunca bajar los brazos. Mi viejo ve que tengo un gran futuro. Igualmente, más que nada quiero devolverle todo lo que me dio, como también así a Vélez, que fue el club que me vio nacer.

–¿Cómo es la relación con tu familia ahora que sos un jugador de primera?
–Bien, sigue siendo la misma. Siempre me apoyaron, en todo sentido. No sólo mis viejos, sino mis tíos, familiares, primos. Uno tiene que ser agradecido, porque cuando no era conocido y no me iba bien, los que estuvieron fueron ellos. Hoy en día tengo una relación bárbara.

–¿Qué esperás para tu futuro?
–Mi cabeza está puesta en Vélez hoy, por lo que espero terminar bien el año y, una vez finalizado, veremos dónde y cómo sigue mi carrera.

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