viernes, 19 de diciembre de 2014

Educación especial en Villa Devoto: Una escuela para la vida

Por Micaela Piserchia

La Escuela de Educación Especial y Formación Especial Nº 3, situada en Av. Beiró y Segurola, es la única en toda la ciudad con un programa que alberga a alumnos con discapacidad de hasta 50 años. Con distintos talleres, la institución ofrece un modo de vida diferente para aquellos que no cuentan con las mismas oportunidades que el resto.


Gilda Mauro es la trabajadora social del turno mañana de la escuela María Dolores Navalles Mir de Tobar García y se encargó de contarle a Villas sobre las actividades que se realizan en la institución y el papel que toma en la vida de aquellos que asisten a ella. “La escuela es para aquellas personas que poseen discapacidades mentales leves y moderadas. Contamos con tres niveles: primario de 6 a 14 años, laboral de 14 a 29-30 años y el CIPAIS –única escuela de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que cuenta  con este programa–, que es para adultos de hasta 50 años. Ahora abrimos la escuelita de estimulación temprana, por lo que ya estamos haciendo las admisiones para 2015”.

En el nivel laboral se hacen distintos talleres, como lo son el de huerta, cerámica, serigrafía y el de actividades de la vida diaria (donde se enseñan desde tareas hogareñas hasta de aseo personal), además de las típicas materias como matemática, lenguaje, música y educación física. Allí los chicos aprenden cosas específicas de dicho sector y cuentan, dentro del edificio escolar,con espacios designados para poder desempeñarse con libertad en cada área. “Lo que tienen estos talleres es que los combinamos entre sí y, por ejemplo, los chicos venden las plantas que producen en “huerta” en macetas que hacen en “cerámica”. También cocinan, venden torta con café y este año está la posibilidad de hacer pan dulce para las fiestas. Lo que recaudan generalmente va para ellos, que organizan salidas y comidas, porque son cosas que les gusta mucho hacer”, contó Mauro sobre lo que hacen los alumnos con lo que fabrican en los talleresy a qué va destinada esa producción.

Hace seis años que Gilda está dentro de la escuela de Devoto y por eso es que sabe lo que es trabajar la educación desde un lado que no siempre es el cognitivo, sino que en algunos casos, se hace desde la recreación. Por eso, Mauro explicó: “pasé por otros lugares antes de llegar a esta escuela, pero me gusta mucho trabajar con estos chicos que necesitan tanto de uno. Es una vocación y un reto, ya que hay que es un trabajo en conjunto en el que hay que integrar a las familias”.

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