viernes, 31 de agosto de 2018

Cuadernos Gate, el mecanismo de la matriz corrupta

Por Francisco Grillo

El relato de un simple chofer, que era parte del sistema y le pagaban muy bien por su desempeño, disparó la revelación de hechos puntuales de recaudación de dinero de origen y destinos espurios. La comprobación de la Justicia de esos datos reveló una cantidad de personajes que no paran de hablar y denunciar.



Todas las grandes causas terminan abriéndose por algún hecho inesperado e insignificante. A través de los años iban apareciendo denuncias para los integrantes del anterior gobierno sobre diversos actos de apropiación indebida de dinero generado por actos de corrupción. Desde 2003 al 2015 en 2.160 oportunidades. Claro que los integrantes del Poder Judicial se encargaban de invalidar o cajonear a cada una de ellas. Así continuaban alegremente su marcha en el gobierno. Regalando caramelos al pueblo y empoderando sus arcas y saqueando al Estado. Contando con jueces como Norberto Oyarbide, al cual le llegaban las causas más comprometidas luego de sorteos manipulados. En los cuadernos de Centeno se lo mencionaba y por esa razón fue citado a defenderse en indagatoria por el juez Bonadio y lo hizo como arrepentido. Llorando pedía protección y solicitó custodia para protegerlo. Allí reconoció, sobre el sobreseimiento en la causa de enriquecimiento ilícito del matrimonio Kirchner: "Yo sobreseí en base a todo lo que me dijeron. Había que hacerlo. Y así fue que transcurrió. Esa era la pura verdad”. Así de simple los liberó de cargos muy graves y los dejó que continúen acumulando bienes ilícitos perjudicado al pueblo que deberían gobernar y proteger. No es necesario puntualizar cada uno de los casos. Son demasiados. Pero lo del juez es un ejemplo de cómo se manipulaba todo y la impunidad que permitía actuar con toda libertad. Como en un juego de dominó, van cayendo los personajes y se comprometen entre sí. Es abrir un camino nunca visto, por su magnitud, para la investigación que lleve a descubrir los movimientos realizados para recaudar, concentrar y esconder el dinero. Entre los ex funcionarios hay aportes como los de Wagner y Clarens, que exponen hechos que van esclareciendo las causas y encontrando a los responsables. Julio López, que se remitía a decir que el dinero de los bolsos era de la política y muy cauto en sus declaraciones, por miedo a las amenazas recibidas, ahora, protegido, no para de hablar y denunciar infinidad de detalles y responsables. Claudio Uberti, ex presidente del Órgano de Control de Concesiones Viales, se entregó como arrepentido a los Tribunales Federales declarando que, entre 2003 y 2007 cumplía con el rol de recaudar dinero de las concesionarias viales y se lo llevaba a Kirchner y que era supervisado por Jullio De Vido. Dentro de este grupo también fueron detenidos: Oscar Centeno, chofer de Roberto Baratta en el ministerio de Planificación y autor de los cuadernos; Roberto Baratta, ex subsecretario de Planificación y Control de ese ministerio; Nelson Lazarte, ex secretario de Baratta; Enrique Llorens, ex secretario de Planificación y Control; Hugo Larraburu, ex coordinador técnico de la Jefatura de Gabinete; Walter Faygas, ex presidente de Enarsa; José M. Olagasagasti, ex secretario de Julio De Vido; Juan C. Lascurain, ex titular de la Unión Industrial; Ezequiel García, ex director de Energías Renovables; Hector Gómez, ex asesor del Ministerio de Planificación. También aparecen los empresarios. Son los que se quiebran más rápidamente y buscan deslindar culpas. Son parte del circuito. El efecto de la causa: Gerardo Ferreyra, director de Electroingenieria; Francisco Valeni, Director de Impsa; Rodolfo Poblete, directivo del Grupo Romero; Raúl Vernia, de Servicios Vertúa; Carlos Mundin, director de BTU y una larga lista que sigue creciendo. Los arrepentidos hasta el momento, llegan a trece, y en la medida que se verifique la veracidad e importancia de sus declaraciones se determinará como se encuadra su situación procesal. Pueden conseguir reducción de sus condenas, pero a riesgo de que, si resultara un falso testimonio, la pena llegaría hasta los cuatro años de detención. Los cuadernos, fotocopiados, con los originales supuestamente quemados, cobran validez por el reconocimiento de su autor. La otra duda: que fueron escritos en otros momentos al tiempo real, tampoco le quita credibilidad, porque el periodista Cabot, que los recibió, los entregó para que sean investigados por la Justicia hace seis meses y ésta actuó con eficiencia, como no se hizo anteriormente, corroboró muchos de los datos y encontró certidumbres. Confirmadas luego por los inculpados y arrepentidos. Todos coinciden en una matriz, un protocolo de recorridos en la recolección del dinero en forma planificada con determinada periodicidad, a que lugares, a quienes y donde los entregaban. La sociedad merece y exige que la investigación alcance los niveles máximos de responsabilidad e incluyan el descubrimiento del destino de los capitales ilícitamente desviados de las arcas públicas a los bolsillos de los corruptos. La Argentina y sus ciudadanos piden a gritos que este sea el modo de extirpar estos procedimientos que tanto perjudican al país y a la sociedad.  Los dineros que no van al pueblo dejan a este con carencias en los hospitales, escuelas, trabajo y todas las peores consecuencias. Se roban el presente y el futuro. Que esto se aclare y que los que son culpables paguen por sus actos, se les confisque lo robado y que nunca más puedan ejercer un cargo público. “Nunca más la corrupción”. Es un tiempo decisiones, una bisagra entre el pasado y el futuro para extremar los recursos constitucionales e institucionales para establecer los mecanismos necesarios de control y condenas de los funcionarios. Para que este maltrato del poder no se vuelva a repetir. La corrupción viene de lejos, nunca debe ser admitida, pero en esta oportunidad, la dimensión de lo actuado sobrepasó todos los límites. Es imposible e indefendible aceptar y dejar sin sancionar debidamente a los culpables. La Argentina reclama y necesita que las personas de bien jueguen para el pueblo, de verdad, sin demagogias y se unan para terminar con la delincuencia. Como dice el preámbulo de la Constitución sancionada en 1853: …”con el objeto de constituir la unión nacional afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad…”. Gran deuda tenemos los argentinos con estos principios, desde la grieta entre “Unitarios” y “Federales” hasta el presente. Siempre enfrentados, nunca resolvimos el primer concepto, “la unión nacional” para seguir con el resto de los enunciados y construir la Argentina que soñaron nuestros próceres. Pareciera que nuestros funcionarios y legisladores no leyeron ni siquiera el preámbulo de la Carta Magna. No lo conocen o prefieren actuar de manera inconstitucional, traicionando su espíritu. ¿Cuándo comenzamos a constituir la unión nacional?

No hay comentarios:

Publicar un comentario