martes, 21 de agosto de 2018

Como en “el don pirulero, cada cual atiende su juego”

Por Francisco Grillo

En plena etapa de resolver los temas del presente, como la cotidiana inflación, los acuerdos por el ajuste y el presupuesto, la reducción del déficit fiscal -por la propia necesidad de encarrilar la economía, luego del vendaval producido por las corridas y el aumento del dólar y cumplir con los acuerdos con el FMI-aparece en escena el comienzo de la campaña electoral.


         
Los plazos se van achicando. Es de inmediata necesidad de ejecución el racimo de temas enunciado en el copete y muchas de las acciones de los espacios políticos se enfocan en la manera de acceder a la próxima contienda electoral que definirá cuál será la siguiente administración a este período de gobierno. En un año se realizarán comenzarán las internas para la elección presidencial. Están acá nomás, a un paso. El país se encuentra en el punto más débil del mandato de Macri. Con los atenuantes del legado recibido, más la sequía y las corridas, la realidad es que se han tomado medidas que no han logrado solucionar los dilemas que vienen de allá a lo lejos. Incluso, desde antes del anterior gobierno. Faltaron los diálogos y acuerdos para consensuar encarrilar los objetivos del Estado en un plazo más alejado del vencimiento de los períodos de los mandatos presidenciales. Ahora le tocaba a este espacio, pero hay que pensar en 10 o 20 años para poner en marcha el despegue. Así lo han hecho los países que tuvieron éxito en sus políticas de Estado. Incluso nuestros vecinos. El convenio con el FMI exige el cumplimiento de metas impuestas por nosotros mismos que tienen que lograr el equilibrio fiscal y bajar la inflación, entre otras cosas. Se difundió que los ajustes no tocarían a los más vulnerables. Eso esperamos. Para cumplir con estos requisitos que estabilizarían al país y a los argentinos, es necesaria la participación de todos los partidos políticos y las instituciones como los sindicatos y organizaciones sociales. Pero, como en “el don pirulero, cada cual atiende su juego”. Si bien todavía no están definidos los rumbos a seguir por los partidos de la oposición, sobre todo el peronismo. Irán en un bloque, todos juntos o por un lado el kirchnerismo con Cristina candidata o no, y por el otro los dialoguistas, federales o racionales, con o sin el Frente Renovador de Massa. Todos los días surgen versiones, pero no hay nada concreto. Le haría muy bien a la Argentina que aparezca una propuesta opositora que cuente con una plataforma que resulte incluyente y moderada para no desandar caminos ya transitados y que ya exprimieron todo el jugo que podían ofrecer. Necesitamos propuestas superadoras mirando hacia el futuro para avanzar. Ya no queremos volver al pasado. Crecimiento y desarrollo son las únicas opciones posibles después de tanto retroceso. Cada vez estamos más lejos del resto del mundo. No hay otra alternativa que seguir conectados a él. Pertenecemos al planeta Tierra y somos parte de ella. Mientras tanto, el Gobierno apela a la aplicación del convenio con el FMI para lograr revertir, en la recta final, un desempeño en donde encontraron obstáculos complicados de resolver y una conducción que cambió las formas, pero no acertó en el camino certero. El mismo Macri, en su autocrítica manifestó que: "domar la inflación no era tan fácil como lo pensaba en 2015". También reconoció un exceso de optimismo con las metas de un dígito proyectadas para el año 2019. Evitó aplicar el shock fiscal para reducir el impacto social. Optó con el gradualismo y el endeudamiento externo. Este panorama, acompañado de una dosis de suerte esquiva, como la sequía y la baja del precio internacional de la soja, redujo en forma considerable el valioso aporte del campo, más la suba de las tasas en dólares en EE.UU. y las corridas bancarias desembocaron en la escapada del dólar-un 50%- y como efecto dominó, la aceleración de la suba de los precios. Esto es, ni más ni menos que una fuerte devaluación. Por más críticas que se hayan desatado por el hecho de recurrir al FMI, era una de las pocas alternativas que le quedaba al gobierno de Macri para intentar salir de la crisis.
Ya estamos en ese rumbo consensuado entre el Estado y el FMI. La meta convenida en relación al déficit es del 1.3%. El Estado argentino deberá decidir la manera que le permitirá llegará a ese ahorro. Cuáles serán los segmentos a los que reducirán su presupuesto. Macri, en este sentido, exhortó al compromiso de los gobernadores de las provincias con esta frase: "Espero un nivel de responsabilidad inédito de las provincias para cumplir las metas de bajar el déficit primario al 1.3% del PBI en el presupuesto nacional para 2019 y la inflación en más de 10 puntos porcentuales a fin del año próximo". De cómo resulten todas estas medidas y el logro de las metas fijadas dependerán las posibilidades de cada uno de los espacios políticos y de qué forma se conformarán las candidaturas. Las mediciones del gobierno han bajado mucho después del éxito electoral del 2017. El camino a recorrer de aquí en adelante determinará si le da el cuero para revertir la tormenta y enderezar el rumbo para alcanzar los objetivos principales y renacer en sus aspiraciones de reelección o bajará sus pretensiones y allí se verá quién le disputará la elección. Por el momento, “cada cuál atiende su juego”. Lo mejor para el país es que el juego de todos lo atendamos entre todos. Para eso jugamos en el mismo equipo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario