martes, 12 de abril de 2016

Los aumentos de las tarifas: El camino más duro conduce al éxito

Nuevos y fuertes aumentos de precios fueron anunciados a fines de marzo para ser aplicados a partir del 8 de abril. Estas medidas, junto a las tomadas anteriormente integran la estrategia de sinceramiento de las tarifas subsidiadas que venían retrasándose desde hace una década. Son golpes al bolsillo de la gente y es necesario ahondar en el objetivo apuntado y sus consecuencias positivas y negativas en la sociedad.




Los funcionarios del actual gobierno no se cansan de mencionar que encontraron la administración mucho peor de lo que esperaban. Con reservas bajísimas en el Banco Central, un déficit en un nivel histórico de los más bajos, una gran emisión de moneda y un altísimo gasto del Estado. Representan la herencia recibida. No es fácil salir de estos parámetros y ordenar la administración en la búsqueda de una economía sustentable que comience a movilizar el desarrollo social y estructural del país.

Argentina nos tiene acostumbrados a los argentinos en que cíclicamente se suceden períodos de gobierno donde todo se parece a una nación esplendorosa que vive en un paraíso terrenal y en una fiesta que celebran unos pocos y luego pagamos la amplia mayoría del pueblo. En el fin de la fiesta estamos situados en este momento. Llegó la hora de pagar por ella. Como siempre, los que reciben los golpes son los más vulnerables. Que casualmente, miraban la fiesta desde afuera de los ámbitos donde tenía lugar. ¿Cómo se sale de esto? Como siempre con ajustes que hieren a los que poco tienen. Si fuera cierto que ese sacrificio, que reclaman históricamente los gobernantes para salir del caos, tuviera un resultado feliz, estaría justificado el esfuerzo. Sería apostar a un proyecto que incluya al pueblo en el bienestar y el crecimiento. Infinidad de veces el sacrificio nos fue pedido. Infinidad de veces nos han defraudado. ¿Cómo ubicarnos como sociedad ante este nuevo desafío? Humildemente pensamos que no queda otra que creer. Una y mil veces caímos y una y mil veces debemos levantarnos. Esperamos que esta sea la definitiva. El camino es muy duro. Reflexionemos un poco sobre la situación que nos toca vivir. El panorama tarifario puede ser un ejemplo para que comprendamos las razones de las medidas tan fuertes y dolorosas. No es razonable que en una economía inflacionaria como la que venimos teniendo los precios de la mayoría de los productos suban sostenidamente, mes a mes, año tras año, durante más de una década. Los salarios, siempre por debajo de los índices y a destiempo (los aumentos se dan sobre la inflación pasada).

La administración anterior no pudo, no supo o no quiso contener el aluvión de precios. Tomó por el lado de la solución fácil y demagoga. El Instituto de Estadísticas no respondía a su misión y mentía sobre las mismas para ocultar el desfasaje. La otra pata de la estrategia de disfrazar la realidad fue la de subsidiar los servicios energéticos y del transporte en el área del AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires) que concentra en un espacio del 1% del territorio del país a doce millones de habitantes con un alto índice adquisitivo y productivo. Con esos subsidios, a través de los años, se fueron retrasando las tarifas en forma monumental. Es impensado que con ese ritmo inflacionario se congele esos precios y se compense con subsidios esa diferencia mes a mes, año tras año. Ese enorme capital mal invertido se le ha quitado a prioridades urgentes que podían haber mejorado la calidad de vida de la población. Simplemente pensemos en la dimensión de lo estamos señalando. Para evaluar esa diferencia, una empanada costaba, en 2003, 0,70 cts., hoy $ 16,00. El dólar $ 2,90, hoy $ 16,00.

Se benefició al AMBA pero no a las provincias que fueron injustamente discriminadas. Porque esa región urbana es el escenario donde todo trasciende, postergando al Interior que siempre tuvo tarifas que iban de acuerdo al proceso inflacionario. Con los aumentos registrados en estos últimos días, todavía hay nueve provincias que están por encima de esas cifras. Estos comentarios son para que pensemos que el dolor que nos causan estos procedimientos debe comprometer a este gobierno a que no le falle al pueblo que lo colocó en ese lugar para remediar los males y conducirnos a la solución de los graves conflictos de gestión que nos llevaron a este estado de falencias y despropósitos. Nos consuela y esperanza aceptar que el rumbo que se ha decidido tomar es el más difícil. El que puede generar descontentos, descreimientos y un alto costo político. Para un gobierno que recién comienza era más fácil conformar a la gente con medias demagógicas pero que no solucionan el nudo de la cuestión. Optaron por el más complicado y peligroso para su imagen. Pero posiblemente el más indicado para sortear los obstáculos que se interponen en la ruta de un final con signo positivo. No nos olvidemos que, la mayoría de las veces, el camino más duro conduce al éxito.

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