martes, 19 de abril de 2016

Alguna vez las utopías pueden cumplirse

Los argentinos nos encontramos en una etapa de nuestra historia de características muy especiales. Venimos de crisis en crisis sin encontrar nuestro destino. Se repiten los gobiernos, las promesas y los fracasos. Cuando asume un nuevo mandatario nos llenó de cuentos y de falsas expectativas. ¿Puede que este sea el tiempo en que las utopías se conviertan en realidad?



A esa pregunta responderemos en primer lugar analizando el significado de utopía. Es una palabra curiosa porque continuamente es empleada por idealistas que buscan transmitir y contagiar la mística de aliarse en pos de la lucha por un sueño de sociedad perfecta que, lamentablemente se diluye en el tiempo. Por lo general una utopía es un proyecto demasiado ambicioso imposible de concretar.

Porque busca la perfección, el ideal. Y termina resultando una quimera. Saliendo de la última crisis la consigna sería unir las fuerzas de todos para que se convierta en una sociedad poderosa que pueda empujar a sus dirigentes hacia la construcción de un estado donde se pueda lograr que las utopías del presente sean la realidad del futuro. Vieja frase de un paradigma incumplido. Sólo se pueden realizar los sueños cuando son compartidos por la mayoría de la sociedad. Estamos en pañales. Es hora de comenzar a organizar todo lo que deba ser ordenado. La mayoría de los problemas cotidianos se deben al sistema desorganizado, ineficaz y la falta de sentido común. Eso refleja una manera de ser en lo doméstico y en la administración de gobierno. Estamos viviendo los primeros tiempos de este nuevo turno político que es un espacio nuevo. Ni peronista, ni radical, menos militar. Estos son los que nos condujeron casi siempre salvo en los primeros años de la república. Los resultados están a la vista. ¿Porqué no apoyarlo? Darle y darnos la oportunidad. Tantos la tuvieron. Tampoco que las decisiones sean unilaterales. De acuerdo a la composición de las cámaras, nada podrá aprobarse sin el consenso. Ese es el cambio. Será también la utopía de creer que todos van a votar las leyes que son buenas para el país. Sean proyectos del ejecutivo o de la oposición. En realidad, vengan de donde vengan hay que entender que todas las propuestas deberían ser para mejorar la calidad de vida de los argentinos. ¿Quién puede promover un proyecto que juegue en contra del país? En ese caso, sí corresponde el rechazo contundente. Comienza a manifestarse una nueva alternativa de acciones entre la conducción del oficialismo y la actitud de la oposición. A partir de la apertura de las sesiones de las dos cámaras se fueron tratando algunos temas de relevancia para el funcionamiento del país. El resultado fue auspicioso y sorprendente por la madurez demostrada, en su mayoría, por los representantes del pueblo. Sabemos que no en todos los casos esto sucederá porque posiblemente se interpongan intereses sectoriales. Pero somos bien intencionados y pensamos que la sociedad va a impulsar y premiar a los que trabajen para convertir las utopías en realidades. El Poder Judicial también se está manejando como si le hubieran sacado el freno de mano. Da muestras de presencia e independencia y aparecen avances en la investigación de causas de corrupción. El ejecutivo muestra en cada paso una manera diferente de gobernar, es un párrafo para el manejo de la economía, sus causas y efectos. El funcionamiento sustentable de la economía requiere, en este estado de situación, tomar medidas como algunas de las realizadas: levantar el cepo, adecuar el tipo de cambio, controlar la emisión, bajar el déficit fiscal, equilibrar los gastos del estado. Para esto, una de las formas es reducir los subsidios a los proveedores de servicios y para lograrlo se blanquean las tarifas.

Compensar a los vulnerables afectados por los aumentos. Incentivar el flujo de capitales de inversión para obras de infraestructura y en empresas para activar la producción y las fuentes de trabajo.

Producir más en todas las áreas se traduce en mayor trabajo para los argentinos. Para llegar a que se cumplan las utopías se debe ordenar el desorden. A nosotros nos queda aguantar el cimbronazo de los primeros golpes para empezar a salir hacia adelante. Todos juntos apoyándonos y unidos, no por este gobierno, sino por nosotros. Para lograr de una vez por todas que las realidades del futuro fueron el triunfo de los sueños de este presente.

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