miércoles, 25 de noviembre de 2015

La gran final la ganó Macri: ¿Y ahora cómo sigue?

Por Francisco Grillo

Se definió la segunda vuelta a favor de Macri por una diferencia mínima de un poco menos de 3 puntos. Es común que los resultados sean tan apretados en los balotajes. Después de tanta pirotecnia lanzada por el oficialismo instalando la creencia de que todos los males bajarían sobre la Argentina. Ganó Macri, ¿y ahora como sigue?



Daniel, encorcetado en el dilema de Hamlet: “Ser o no ser, esa es la cuestión”, hizo equilibrio en la cuerda floja entre lograr ser fiel a sí mismo o aceptar los condicionamientos del espacio que le marcaba la cancha y lo sacudía cuando intentaba hacer crecer su techo electoral seduciendo a los electores de otros partidos como el Frente Renovador, Progresistas y la izquierda. Sus últimas propuestas incluyeron los temas centrales de la campaña de Massa como el 82% para jubilados —criticado de inmediato por Cristina, en su primera aparición después del 25, recordando que ella vetó esa ley en 2010 porque quebraría el país—, el impuesto a las ganancias, el narcotráfico, la inflación, la reducción a las retenciones del campo, entre otros. Casi todos son temas no resueltos por los doce años de gobierno kirchnerista. Y que también estaban en la agenda de Massa y Macri. Era una manera de cambiar algo para conseguir más votos y lograr el triunfo en la segunda vuelta. No resultaba muy creíble y ¿cuál sería el límite de sus posibilidades de decidir y ejecutar las propuestas prometidas que no estuvieron en la genética del modelo durante tres periodos?. Las dudas, las idas y venidas lo alejaban del objetivo. Pero también la gente percibió que no era el líder del espacio que representaba. Que es también una alianza, integrada por varios partidos desde su conformación. Y esta situación, de falta de liderazgo y decisión en las fuerzas propias lo colocan en un plano similar a lo que sucedió con De la Rua, quién tampoco era el dueño del poder en su partido. El mismo estaba en manos de Alfonsín y ese mismo poder, por lo menos, no hizo mucho para detener su caída (más allá de que la alianza funcionara o no, incluido el alejamiento de Chacho Alvarez). Este es el síndrome del “To be or not to be” que lo acompañó durante su campaña. Tampoco no eran buenas las internas entre el “sciolismo” y el “cristinismo”. Las decisiones tomadas por Cristina la convirtieron en la estratega de la derrota. Su dedo fue nefasto al señalar a Anibal Fernández, Carlos Zannini, y los chicos de la Campora en lugares estratégicos. En el otro rincón, Macri, era el líder fortalecido de Cambiemos que incluye al Pro y los aliados UCR y Coalición Cívica, quienes formaron una coalición y jugaron en las PASO la candidatura. Allí, Macri se impuso con contundencia y se convirtió en el hombre a seguir. Esas son las distintas posiciones que generaron la sorpresa del resultado de la primera vuelta y la consagración en la segunda. Agregando la decadencia económica de la gestión de gobierno en los últimos años del largo período del kirchnerismo. El PRO venía de renovar, en la ciudad de Buenos Aires, su tercer mandato acompañado de una gestión exitosa y reconocida por el voto de sus ciudadanos. Le sirvió de muestra para exponer la eficiencia en la gestión y de modelo para comparar con las distintas localidades. Por lejos, la ciudad de Buenos Aires es el mejor distrito del país. Tomando como parámetro el funcionamiento de las distintas áreas —salud, educación, transporte, ocupación, seguridad, servicios, infraestructura, solución de problemas crónicos como las inundaciones— ningún territorio resiste la comparación con Buenos Aires. Esa es la propuesta que sedujo a la sociedad: que se pueda replicar ese modelo de administración en sus lugares de pertenencia. Eso justifica el triunfo en la Provincia de Buenos Aires, bastión histórico del poder del aparato del conurbano. Un caudal del 38% del padrón electoral del país. “La madre de las batallas”, así definida por el espacio dominante durante los últimos 28 años.

Una victoria como esta posicionó a Cambiemos en forma privilegiada para su consagración en la Nación en la segunda vuelta. Es hora de que los argentinos razonemos, más allá de las ideologías, lo que ocurrió en estos comicios confirman el final de una época. Es la realidad. Haya sido buena o mala. Seguramente dejó muchas cosas positivas y también otras pendientes. El tiempo excesivo de gobierno agota las posibilidades de mantener el éxito en la gestión. Pasa en el deporte también. Es más fácil llegar que mantenerse. Por eso, pensemos que lo que está en juego es el país de todos. Eso de que hay dos países es falso, negativo y destructivo. El resultado lo dio ganador a Macri y ahora que pasará. Los vaticinios de que recibiremos las mayores plagas y castigos si esto sucediese no se van a dar. Es perverso destruir el lugar donde uno vive. Su casa por ejemplo. Su país. Somos todos argentinos. Los que votaron a favor de Macri y de Scioli. Que tenga éxito en su gestión el nuevo presidente será para bien de todos y para mal de ninguno. La alternancia – bendita sea – es la que provee al pueblo la suerte de oxigenar a sus mandatarios. Para que los que asuman vengan con nuevos bríos y muchas ganas de gestionar. Eso es lo que necesitamos, como Nación y como pueblo. Dejemos que muestre si puede, se lo ganó en las urnas. Así es el juego. Si le va bien mejor para nosotros. Nosotros,  somos todos los argentinos y aquí no hay “otros o ellos”. Debemos sentirnos unidos como ciudadanos. Dejemos de pelear entre hermanos. Debemos reconciliarnos. Es por nuestro bien. Los que instigan la división, lo hacen para manejarnos, así fue siempre. La Argentina es una sola y su pueblo también. Un ejemplo para tener en cuenta son las declaraciones de Alberto Samid: "El que le ponga palos en la rueda a Macri, sea kirchnerista o de izquierda, va a ser castigado por la sociedad" En boca de un peronista de siempre que no habla de cambio de rumbo sino que comprendió que  tenemos que apoyar para llegar al desarrollo entre todos. Hoy gobierna uno y mañana otro. Eso no es prioridad. Lo más importante es Argentina y los argentinos. Es la manera para crecer y salir adelante. Terminó un época y comienza la del desarrollo.

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