martes, 24 de febrero de 2015

El arroyo de Teodoro Vilardebo


Pesca de anguilas en Villa Del Parque

Una particular historia sobre temas ignorados  de los vecinos de la zona. El tiempo va borrando la memoria de los acontecimientos cuando ya no quedan testigos. Por suerte siempre hay alguien que pueda contar las vivencias del pasado.



Transcurrían los últimos meses del año 1929, los enormes baldíos parquenses cuyos límites eran Santo Tomé, Llavallol, Jonte y Concordia, eran ocupados por los hornos de ladrillo más importantes de nuestra capital. Funcionaban en medio de altos pastizales, pequeños arbustos y el importante arroyo que corría paralelamente a la calle Teodoro Vilardebó el cual finalizaba su recorrido al depositar sus aguas en el conocido arroyo Maldonado, de la cual avenida Juan B. Justo al 6200, zona que pertenecía a Floresta. Nosotros, los pibes del barrio de aquel tiempo, luego de cumplir con nuestras tareas escolares, concurríamos diariamente a esos terrenos a jugar fútbol en lugares libres.
De pronto, en esa época mencionada, vimos con estupor y alarma la inesperada aparición en aguas del arroyo de un “bicho”, para nosotros, raro, con semejanza a un peligroso reptil.
Al comentar la anécdota en nuestros hogares, nos tranquilizaban diciéndonos que eran inofensivos, peces comestibles.
Se reproducían muy rápidamente, por lo que algunos pobladores acudían a pescar las nombradas anguilas… un manjar.



Por Isabelino Espinosa.

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