miércoles, 26 de junio de 2013


26 de junio:
"Día Internacional de la lucha contra
el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas"
 
 
En 1987, la Asamblea General de la Naciones Unidas decidió celebrar el 26 de junio de cada año el Día Internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas.
Este es un problema de trascendencia internacional que afecta a todas las sociedades, en especial a los grupos humanos más vulnerables, conformados por los niños, niñas y adolescentes.

 
Antecedentes:
El consumo de sustancias psicoactivas ha sido una costumbre ancestral entre las poblaciones humanas; solía ser un acto de naturaleza ritual, cuya regulación y significado estaban inscritos en una compleja trama cultural.
En el pasado, la ingestión de estas sustancias se vinculaba a prácticas o ceremonias religiosas o espirituales. Esto ocurría en los casos de la marihuana, cultivada tanto en Asia como en India; asimismo, la hoja de coca, consumida por parte de la nobleza Inca; o los alucinógenos, utilizados en épocas precolombinas, como práctica folklórica.
Las primeras experiencias estuvieron asociadas a patrones culturales e incluso al terreno medicinal, pero con el transcurrir del tiempo, aparecieron efectos adversos que empezaron a ramificarse en diversos ámbitos, ya sean psicológicos, médicos y sociales. Las repercusiones psicosociales, en particular la violencia y el deterioro sociofamiliar, se hacen mucho más evidentes en el presente, debido al aumento del consumo de sustancias ilegales.
Pero el agravamiento del consumo es sólo un aspecto de un fenómeno mucho mayor; ya que junto con él se consolidaron los procesos de producción y comercialización de estas sustancias.
 

El abuso de drogas y la drogadicción
Muchas personas miran al abuso de drogas y a la drogadicción estrictamente como un problema social. Padres, adolescentes, adultos mayores y otros miembros de la comunidad tienden a describir a la gente que usa drogas como personas moralmente débiles o que tienen tendencias criminales. Creen que las personas que abusan de las drogas deben ser capaces de dejar de usar drogas si están dispuestos a modificar su comportamiento.
Estos mitos no sólo han creado estereotipos de las personas que tienen problemas relacionados con las drogas, sino también de sus familias, sus comunidades y de los profesionales de salud que trabajan con ellos.

El abuso de drogas y la drogadicción son un problema de salud pública que afecta a muchas personas y que tiene amplias repercusiones sociales.
La drogadicción sí comienza con el abuso de drogas, cuando un individuo decide conscientemente usar drogas. Pero la adicción no es solamente "mucho uso de drogas." Estudios científicos recientes proveen pruebas abrumadoras de que las drogas no sólo interfieren con el funcionamiento normal del cerebro al crear fuertes sentimientos de placer, sino que también tienen efectos duraderos sobre el metabolismo y la actividad del cerebro. En algún momento, ocurren cambios en el cerebro que pueden convertir al abuso de drogas en adicción, una enfermedad crónica y recurrente. Los drogadictos sufren
de ansias y uso compulsivo de la droga, y no pueden dejar de usarla por sí mismos. Necesitan un tratamiento para poder terminar con este comportamiento compulsivo.
 
La familia y la prevención:
Es evidente que la epidemia del consumo de drogas tanto legales como ilegales que nos impacta en la actualidad, ha despertado finalmente un alto índice de conciencia social al respecto. Es frecuente encontrar la actitud de esperar que alguien o algo nos resuelva este problema que puede afectar a nosotros directamente o a nuestros hijos o familiares. Sin embargo, se nos olvida que TODOS tenemos una responsabilidad social de formar parte de la solución.
Para poder actuar en prevención del consumo de drogas en niños y jóvenes, es necesario volver una y otra vez a la misma conclusión: la familia es la entidad donde debemos comenzar nuestros esfuerzos.
 
 
 
Los enfoques modernos en prevención nos indican que la amenaza o castigo no son efectivos. Nuestros esfuerzos, mas bien deben fundarse en el fortalecimiento de los valores y habilidades humanas, la comunicación, la educación, el respeto mutuo y el amor familiar.
 

 

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