martes, 2 de febrero de 2016

El lobo no se comió a la abuela de Caperucita

Por Francisco Grillo

Este nuevo gobierno, que inició su gestión el 10 de diciembre con la jura de Mauricio Macri, comienza una nueva etapa en la República Argentina. En los diferentes temas, la administración anterior, ha dejado como saldo mucho desorden. Hay que meter mano y decisión para reacomodar y organizar hasta los mínimos detalles.



Esto implica un legado nada halagüeño de cuentas pendientes y de un estado sobredimensionado en su tamaño y sus enormes gastos que, por supuesto, son inferiores a las entradas. Lo cual generó el temido déficit fiscal record con que se cerró el año 2015. La cabeza del equipo económico es el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay. Es la persona que tiene a su cargo la dura tarea de remendar lo que se pueda y cambiar lo que no tenga remedio. Se desarmó el cepo cambiario con buenos resultados. “El lobo no se comió a la abuela de Caperucita”. Hay que sanear las cuentas. Recortar los gastos excesivos para bajar el déficit fiscal y la inflación. No será un camino de rosas. Habrá que pasar los momentos de tempestad que se avecinan y comienzan con actualizar las tarifas de los servicios. Consecuencia de una administración irreal. Es un trabajo sucio heredado que no será fácil. Son los golpes que debemos soportar para empezar a renacer y equilibrarnos para salir del pozo y superarnos. Recomponer la seriedad de las cifras del INDEC para recuperar la credibilidad. Salir al mundo a reabrir las puertas cerradas para generar la reconquista de los mercados perdidos para nuestras exportaciones. Que representan la entrada más sana y genuina de divisas. Para conseguir inversiones de capital e impulsar nuevas y sustentables fuentes de trabajo en las empresas instaladas y las que puedan llegar. El financiamiento para las obras de infraestructura. Maurició Macri se expresó en ese sentido: “Lanzaremos un Plan Nacional de Infraestructura como nunca hubo otro. Vamos a construir autopistas, renovar trenes de carga, ampliar puertos, aeropuertos, las redes de agua y cloacas. Nuestro objetivo es invertir 25.000 millones de dólares en obras en los próximos cuatro años”. El primer paso para volver al mundo fue dado por Macri al concurrir al foro de Davos junto a un  equipo integrado entre otros por Prat Gay y la canciller Susana Malcorra donde tuvieron una labor muy activa manteniendo reuniones con los funcionarios de los más importantes países y con representantes del mundo financiero. Macri acordó con el primer ministro de Gran Bretaña, David Cameron, el relanzamiento de las relaciones entre las dos naciones. Se reunió con el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien expresó que su país ayudará a la Argentina a captar mayores inversiones. Como primera medida, el Tesoro norteamericano levantará el veto para la obtención de préstamos de los organismos multilaterales. Existieron interesantes acercamientos con el  premier israelí Benjamín Netanyahu. Entre todos los temas que están encaminados figura el de los Fondos Buitres, con quienes se encuentran en pleno período de reuniones para lograr el deseado entendimiento.                                                                            

Es muy posible que estos acontecimientos estén dentro del rumbo correcto para llegar al objetivo del saneamiento de la economía y las finanzas. Desde estas humildes columnas observamos el desempeño y la proyección de la gestión del equipo económico. Apostamos al éxito en el intento. Porque si a ellos les va bien, le irá bien al conjunto de los ciudadanos argentinos. Por más remanida que resulte la frase, es una perfecta definición. No dejaremos de mencionar las acciones que nos parezcan erróneas. A Prat Gay nos dirigimos en especial. Confiamos en su capacidad, curriculum y formación. Además de sus antecedentes, lo demostró en Davos con un desempeño brillante en todas las negociaciones que intervino. Por eso, porque lo creemos habilitado para desempeñar la función fundamental en área económica, queremos comunicarle que esta es la “Gran final”, se puede triunfar y obtener la máxima gloria. Los argentinos estamos bastante complicados por el tratamiento de los anteriores economistas desde hace largos años. Primero llegan al cargo con toda su seducción y prometen grandes logros. La mayoría se fueron decepcionando a la sociedad. Otros, que parecían encontrar soluciones, cayeron por los efectos de algún golpe cívico militar. Estamos llenos de títulos, slogans y frases marketineras. Si se hubieran cumplido la mitad de las promesas, seríamos un país desarrollado. Del arcón de los recuerdos reflotamos:“La crisis del ´30”. “Argentina, granero del mundo”. “No se puede caminar en los pasillos del Central por los lingotes de oro”. “Plan quinquenal”. “¿Quién vio un dólar?”. “Plan trienal”. “Aramburu y la aparición de la primera inflación en 1956”. “El desarrollismo frondizista”. “La radicación de empresas multinacionales”. ”Hay que pasar el invierno”. “Compre nacional”. ”El que apuesta al dólar pierde”. “Pacto social”. “Se multiplicó el valor nominal de la deuda externa”. “El plan Austral”. “Ley de convertibilidad”. “Privatización de empresas”. “Megacanje”. “Corralito”. “Corralón”. “Se cayó el mundo”. “La inflación y la pobreza no existen”. “Los fondos buitre”. “Estén tranquilos, está todo perfectamente estudiado”.                                

Es el turno de Alfonso y el resto del equipo, en este momento, las fichas las ponemos. Alguna vez se tiene que dar. Nos tenemos que poner de pie y alcanzar el desarrollo y la estabilidad.

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