Por Francisco Grillo
Las Primarias que se llevaron a cabo el pasado 13 de agosto dejaron un
saldo interesante para el análisis. Posiblemente, tenga que ver con nuestra
idiosincrasia el dramatizar los hechos sin interpretarlos en profundidad.
Primero que nada, es necesario definir qué se votaba en esta elección y después
determinar quiénes vencieron y quiénes perdieron.
Las PASO, primarias abiertas, simultáneas y obligatorias, tienen como
objetivo el elegir, en cada partido, los candidatos que surjan, entre los
precandidatos a ocupar ese lugar. Para que esto suceda es imprescindible no
definir a sus candidatos previamente anulando la posibilidad de que sea la
ciudadanía que opte entre distintas alternativas. Cuando esto ocurra convierten
en inútil esta herramienta. Así ocurrió en la gran mayoría de los casos. Fueron
contados los que dirimieron las candidaturas en las PASO. Convirtiendo a esta
instancia en una pérdida de tiempo de gestión y de trabajo legislativo. Los
ocho meses del presente año fueron casi todos dedicados a los temas
electorales. Con todos los temas por resolver, esperando la dedicación de los
funcionarios y legisladores del gobierno y de la oposición. Sin dejar de
advertir el gasto que representa este tipo de evento (alrededor de $2.800
millones). Nuestro país y nosotros no estamos para este derroche de fondos y
distracción de la atención de los temas centrales. Esto es lo que se votaba,
simplemente la definición de los candidatos de una pequeña minoría de espacios.
Resultó ser la encuesta que pudo mostrar la realidad que las consultoras no
vieron con exactitud. Si los totales que arrojaron los escrutinios provisorios
se repiten en forma aproximada en octubre, el saldo favorece al oficialismo.
Esto se define por la cantidad de Diputados y Senadores que, cada partido,
pierde o gana de su bancada.
De mantener cada sector, el electorado de las Paso, el resultado de
octubre a nivel Nacional perfilaría al Gobierno como ganador en esas elecciones
que se realizan con el objetivo de la renovación Legislativa para el Congreso
de la Nación y de Concejales de algunos distritos. En consecuencia, los
ganadores serán los que obtuvieran mayor cantidad de bancas. Esta es una
elección nacional de un país federal. Sus representantes provienen de todas las
provincias de manera proporcional y equitativa. Puede causar impacto
marcketinero que el ganador de un distrito como la provincia de Buenos Aires,
qué con sus 11.867.979 electores,
representa el 37,01 del país, pueda mostrarse como el virtual triunfador
en estos comicios que son sólo unas primarias, pero no hay nada más lejano a la
realidad. En este caso, el escrutinio provisorio arrojó una paridad asombrosa
entre Cambiemos y Unidad Ciudadana. Después del escrutinio definitivo Cristina
le ganó a Bullrich por dos décimas. Una pequeña diferencia en lo que respecta a
los candidatos a senadores si se mantiene el resultado después de octubre. Es
un virtual empate técnico. Solamente decidió quien iría con dos senadores y
quién con uno. En lo que respecta a diputados, Cambiemos obtuvo un par de
puntos de diferencia. Más allá de las puestas en escena de ambos contendientes
que buscaban primerear en la proclamación del triunfo en ese distrito, lo
importante era lo que sucedía a nivel nacional. Repetimos que lo central de la
elección es la cantidad de bancas que obtendría cada espacio. En ese caso para
determinar vencedores y vencidos, sintetizamos señalando que Cambiemos ganaría
9 bancas en senadores y 18 en diputados. El FPV, perdería 12 y 7. El PJ ganaría
5 y 11. Massa declinaría 15 en diputados. La izquierda, 3 en diputados.
El total de los votos del
oficialismo en el país fue del 37% frente al 21% de Unidad Ciudadana.
Es evidente. Algunos ganaron, aunque todavía no se
definió nada. Eso tendrá lugar en octubre. La gente apoyó al gobierno y le dio
su voto de confianza para que continué su tiempo de gestión con la esperanza de
que logre revertir la áspera situación en que estamos en este momento de la
Argentina. Apostaron por el cambio una primera minoría que resulta suficiente
para darle más desahogo en el Congreso y la convicción que una parte
considerable de la población está dándole el impulso para que desarrolle sus
planes de gobierno. Esto no significa un cheque en blanco. Es un crédito que
deberá ser devuelto con una conducción seria y responsable que efectivice el
cambio proclamado. En las primeras etapas de las campañas de los partidos se
comenzó denostando la utilidad de las PASO, después, cuando se dieron cuenta
que se venían encima y que necesitaban que la gente concurra a las urnas para
no perder electores, no dejaban de convocar a concurrir a votar. Era necesario
la presencia de todos. Sobre todo, en el oficialismo. Los electores de Cristina
son mucho más fidelizados y seguramente estarían presentes. Pero hay que seguir
insistiendo. Las Primarias constituyen una herramienta mal utilizada por
nuestra política. Es para considerarlo seriamente cuando se trate la reforma
electoral. Uno de los temas a tratar será revisar la conveniencia de
continuar con esta instancia electoral.
Así
quedarían conformadas las dos cámaras del Congreso, de repetirse los resultados
de las PASO en octubre. Se nota el avance de Cambiemos y el PJ sobre el FPV y
1País.
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