Cada 29 de septiembre se celebra el Día Mundial del Corazón para
concientizar sobre las enfermedades cardiovasculares.
Este año, la premisa de
la Organización Mundial de la Salud ( OMS ) y la Federación Mundial del Corazón (WHF, por sus
siglas en inglés) es "25x25", es decir, trabajar en prevención para
reducir un 25% la mortalidad prematura por enfermedad cardiovascular para el
año 2025.
En la Argentina 3 de cada 10 muertes en el
2015 fueron a raíz de enfermedades cardiovasculares (ECV),
según datos oficiales del Ministerio de Salud de la Nación.
Pequeños cambios en el estilo de vida pueden generar
grandes beneficios:
Cuidar la masa corporal y alimentarse bien: Lo ideal es gastar más de lo que se come. El índice
de masa corporal no debe superar los 25 kg/m2. Preferir una dieta rica en
pescados, carnes magras, frutos secos, aceite de oliva, lácteos descremados,
frutas, verduras y legumbres, que aporten los minerales y vitaminas que el
cuerpo necesita. También, ácidos grasos como Omega 3, 6 y 9.
Observar el colesterol y la glucosa: Si en ayunas los resultados del colesterol superan
los 200 mg/dl y la glicemia es mayor a 100 mg/dl, hay que consultar con un
especialista.
Dormir bien: 8
horas diarias para reponer energías.
Mantenerse activo: 150
minutos semanales de ejercicio aeróbico de intensidad moderada.
No al estrés y la ansiedad: Intentar
generar espacios para desconexión. Prácticas como el yoga pueden ser de gran
utilidad.
Controlar la presión.
No fumar: Un
cigarrillo diario es suficiente para aumentar el riesgo de ataque cardiaco o
cerebral.
Cuidado con el alcohol y
otras sustancias: Consumo moderado, limitándolo a 15grs. diarios (1 porrón de
cerveza, 1 copa de vino o 1 medida de bebida destilada).
Diagnosticar a tiempo: se
estima que la mitad de las personas que mueren repentinamente por males
coronarios no sabía sobre su problema. Es fundamental la realización periódica
de chequeos médicos, especialmente, si hay factores de riesgo.
Controlar la diabetes:
puede provocar graves alteraciones en corazón, riñones, visión y extremidades
inferiores. Si hay antecedentes familiares directos o se tiene sobrepeso u
obesidad, se estará más predispuesto a desarrollarla.
"Entre los dos y los
cinco años es cuando se deben crear los buenos hábitos porque después resulta
mucho más difícil y menos efectivo revertirlos", dijo Oscar Mendiz,
Director del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular de la Fundación
Favaloro para el diario La Nación.
Recomendación de
cambios en la alimentación:
Disminuir el consumo de grasas, eligiendo alimentos de bajo
contenido en colesterol y sin grasas trans.
Consumir alimentos ricos en fibra soluble, como frutas y
verduras crudas.
Aumentar el consumo de pescados azules (salmón, atún, jurel,
anchoas, etc.) ricos en ácidos grasos omega-3 que ayudan a mantener el
colesterol en los niveles correctos.
Incorporar frutos secos a la dieta diaria dado que contienen
vitamina E y ácidos grasos monoinsaturados.
Menos sal: Si bien la
Organización Mundial de la Salud recomienda consumir entre 3 y 6 gramos de sal
por día, los argentinos consumen alrededor de 12.
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