Un jurado de California condenó a Monsanto-Bayer a pagar 80 millones de
dólares por haber ocultado los riesgos del Roundup.
La multinacional Monsanto-Bayer niega desde hace años los efectos del
herbicida Roundup (en base a glifosato), pilar del modelo transgénico. En sólo
ocho meses, tribunales de Estados Unidos condenaron en tres oportunidades a
Monsanto-Bayer por producir cáncer y, en la última sentencia, se destacó que la
multinacional ocultó los riesgos del glifosato. En Argentina se utilizan más de
200 millones de litros del agrotóxico y, en Estados Unidos, más de 11.000
juicios esperan sentencia.
El 27 de marzo pasado, un jurado de California condenó a Monsanto-Bayer
a pagar 80 millones de dólares por “negligencia”,
al haber ocultado los riesgos de su herbicida Roundup. La demanda fue
presentada por Edwin Hardeman, un jubilado de la ciudad de Sonoma. Fue la
segunda parte del juicio. En la primera, diez días antes, se había concluido
que el agrotóxico fue un “factor determinante” en el linfoma No Hodgkin
(cáncer) que se le diagnosticó a Hardeman en 2015.
“El jurado responsabilizó a Monsanto por sus 40 años
de conducta delictiva corporativa”,
explicaron las abogadas del demandante, Jennifer Moore y Aimee Wagstaff. Aportaron
pruebas de cómo Monsanto tenía (y mantiene) una política permanente y
planificada para comprar científicos, medios de comunicación y funcionarios.
El jurado (ante el juez Vince Chhabria) ya había determinado que el
herbicida de Monsanto-Bayer había contribuido al cáncer de Hardeman, que lo
utilizó en su campo durante dos décadas.
“Las pruebas acumuladas sugieren que Monsanto conocía la existencia de
los riesgos asociados a la exposición al glifosato desde comienzos de la década
del 80”, señaló Anabel Pomar, única periodista argentina que sigue los
juicios de Estados Unidos.
La alemana Bayer, que compró Monsanto en 2018, defiende al glifosato (y
otros agrotóxicos que vende) de la misma manera que la compañía estadounidense:
niega los cientos de estudios independientes que confirman los efectos en la
salud.
Las acciones de Bayer caen ante cada sentencia (descendieron 12 por
ciento la semana pasada).
En Argentina se aplica glifosato en 28 millones de hectáreas. Los campos
de soja, maíz y algodón son rociados con el herbicida. También se utiliza en
cítricos, frutales de pepita, vid, yerba mate, girasol, pasturas, pinos y
trigo. A partir del avance transgénico, aumentó geométricamente el uso del
glifosato. Entre las empresas que comercializan glifosato en Argentina figuran
Monsanto-Bayer, Syngenta, Red Surcos, Atanor, Asociación de Cooperativas
Argentinas, Nufram, Agrofina, Nidera, DuPont, YPF y Dow.
Los medios que publicitan el agronegocio minimizan u ocultan desde hace
décadas las consecuencias de los agrotóxicos. “No hay estudios”, suelen decir. El secretario de Ciencia, Lino
Barañao, resumió en 2009 la postura empresaria: “Es como agua con sal”. Ya como funcionario de Cambiemos volvió a
defender al glifosato y a las empresas:
“Con los antibióticos también hay mal uso y muertes, y nadie se queja”.
Los afectados por el agronegocio (pueblos fumigados, campesinos,
indígenas, asambleístas socioambientales) aclaran que el problema de fondo no
es el glifosato, sino el modelo agropecuario en base a transgénicos y uso
masivo de agrotóxicos.
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