El sábado Argentina perdió con Francia por 4-3 y se despidió del Mundial de Rusia. Ahora, a pensar en lo que sigue.
La sueño mundialista terminó: el equipo dirigido por Jorge Sampaoli cayó ante Francia por un 4-3 en octavos de final y fue eliminado del Mundial. Después del agónico triunfo ante Nigeria por 2-1, el equipo contaba con una importante inyección anímica para este partido. Pero lo que mal anda, mal acaba, dicen…
Argentina tuvo un Mundial rodeado de suspicacias: llegó
clasificado por la ventana y ya en la Copa del Mundo, arañó un pálido empate
con Islandia (un debutante en Mundiales), fue goleado por Croacia y a Nigeria
le ganó con un gol sobre el final. Sin ideas, sin conducción, sin proyectos,
con un vínculo entre deportistas y entrenador roto y una Asociación corrupta,
la eliminación no era nada que no se esperara.
Los argentinos jugaron desordenados, siempre. Y pagó las
consecuencias de eso: El partido arrancó con un gol de penal convertido por
Antoine Griezmann tras una falta de Mascherano en el área. Ya casi cerrando el
primer tiempo, Ángel Di María metió un golazo de otro partido para mantener
intacta la ilusión.
El ST sería un vaivén de ilusiones: a los 3 minutos del segundo
tiempo Gabriel Mercado desvió un tiro de Lionel Messi y encendió los sueños de
las 40.000 almas que hicieron explotar Kazán. Pero, la alegría no duró mucho.
En un tramo de 10’, Francia dio vuelta el partido y aniquiló por completo las
esperanzas albicelestes. Uno de Pavard y dos de Mbappé, de perfecto partido,
fueron suficientes para sellar el pase de los europeos.
Queda el dolor, la bronca y la impotencia de que los
actuales subcampeones del mundo queden eliminados. Toda una generación que ganó
muchos títulos enlas selecciones menores y que brillan en sus equipos. El año
que viene se jugará una nueva Copa América y no hay definiciones sobre la
continuidad del entrenador. Barajar y dar de nuevo.
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