lunes, 7 de mayo de 2018

Honrar la vida


Por Francisco Grillo

A partir del 10 de abril comenzó el debate por la despenalización del aborto. Seguirá su desarrollo durante dos meses. Participan, además de los diputados, una diversidad de expositores de distintas profesiones.



Es saludable poner sobre la mesa de discusiones un problema que es real. Al cual no se le puede sacar el bulto ni esconderlo. Está en juego la vida de las personas. Por cada caso, la madre y el embrión humano alojado en su cuerpo. Debemos ser cautos en el análisis. Es un tema que no tiene definiciones concretas. El objetivo imparcial contiene la búsqueda de soluciones integrales que conduzcan a la salvación de los más preciado del ser humano: la vida. Tampoco es posible responder a la problemática de la madre embarazada solamente, sin atender la interrupción del ser en gestación. Se han generado infinidad de posturas en este aspecto. Muchas sostienen que la mujer puede decidir sobre su cuerpo. Hasta cierto punto. Si quisiera suicidarse sería condenada por la ley, en caso de sobrevivir. Pero, sobre su embarazo, es más complejo. En su cuerpo, hay un embrión en desarrollo que se nutre y depende de él. También está indefinida la interpretación de cuando comienza la existencia. Si cuando nace, cuando es concebido o unas semanas después de que el espermatozoide fecundara al óvulo. Son comprensibles la cantidad de situaciones indeseadas que llevan a una mujer a intentar interrumpir su embarazo. Ni hablar de los casos de violación, de salud de la madre o del producto de la concepción. Esos ya están contemplados en la legislación actual. Falta determinar los protocolos adecuados para que funcionen con agilidad. También están las relaciones conflictuadas entre las parejas, su situación económica, las edades tempranas para hacerse cargo o la simple voluntad de no desear la maternidad. El peligro es que, aunque en la ley están penalizados, se realizan las intervenciones abortivas con gran riesgo para las de menores recursos porque están obligadas a concurrir a lugares no muy confiables que ponen en peligro la vida de las mujeres. Por supuesto, también está el hecho de la eliminación del embrión que es extraído del cuerpo materno, su habitáculo, que está preparado para protegerlo y alimentarlo completando el ciclo vital al nacer. La maravillosa naturaleza que contempla hasta los mínimos detalles para la creación de la vida. Este ser, como se lo quiera llamar-embrión, feto-también tiene sus derechos. Los derechos por nacer. Entre los argumentos del proyecto presentado se manejan cifras que no tienen respaldo sustentable y debilitan la solidez del reclamo. Dicen que la cantidad anual de abortos es de alrededor de 500 mil casos. Que las muertes maternas son de 43 en los abortos ilegales y espontáneos o naturales. Todo esto sobre un total de 800 mil nacimientos por año. No hay forma de comprobar la exactitud de las intervenciones realizadas porque son clandestinas y las estadísticas caen por su propio peso. Por otro lado, si fueran 500 mil contra 800 mil nacimientos no hay manera de sustentar la relación entre ambas cifras. No puede haber un aborto cada 2 nacimientos. Siguiendo la reflexión, si muere esa cantidad de madres, el porcentaje de mortalidad no es tan importante como para decidir la interrupción de 500 mil vidas para salvar 43. Es bueno el debate, que se presten a él los mejores especialistas, los más sesudos intelectuales. Se trata de salvar las dos vidas. La madre y el niño por nacer. En ese sentido, el camino debe centrarse en una campaña de concientización sobre la sexualidad y el uso de los diversos anticonceptivos para prevenir los embarazos no deseados y que las personas puedan disfrutar libremente de las relaciones. El deseo y el placer es parte de nuestra naturaleza. Pero con la responsabilidad de conocer cómo funciona nuestro cuerpo y evitar consecuencias no previstas. Otra solución es la agilización del sistema de adopción. Es fundamental, salvaría a muchos chicos que nacieron sin ser deseados y otros abandonados por sus padres. Seguramente habrá muchas más alternativas. Salvemos las dos vidas. Para que podamos gritar y cantar gracias a la vida y no arrepentirnos de haber contribuido a sesgar algunas. Por favor, a los representantes legislativos, encuentren la solución para honrar la vida.








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