El arroyo de Teodoro Vilardebo
Pesca de anguilas en Villa Del Parque
Una particular historia sobre temas ignorados de los vecinos de la zona. El tiempo va
borrando la memoria de los acontecimientos cuando ya no quedan testigos. Por
suerte siempre hay alguien que pueda contar las vivencias del pasado.
Transcurrían los últimos meses del año 1929, los enormes
baldíos parquenses cuyos límites eran Santo Tomé, Llavallol, Jonte y Concordia,
eran ocupados por los hornos de ladrillo más importantes de nuestra capital.
Funcionaban en medio de altos pastizales, pequeños arbustos y el importante
arroyo que corría paralelamente a la calle Teodoro Vilardebó el cual finalizaba
su recorrido al depositar sus aguas en el conocido arroyo Maldonado, de la cual
avenida Juan B. Justo al 6200, zona que pertenecía a Floresta. Nosotros, los
pibes del barrio de aquel tiempo, luego de cumplir con nuestras tareas
escolares, concurríamos diariamente a esos terrenos a jugar fútbol en lugares
libres.
De pronto, en esa época mencionada, vimos con estupor y
alarma la inesperada aparición en aguas del arroyo de un “bicho”, para
nosotros, raro, con semejanza a un peligroso reptil.
Al comentar la anécdota en nuestros hogares, nos tranquilizaban
diciéndonos que eran inofensivos, peces comestibles.
Se reproducían muy rápidamente, por lo que algunos
pobladores acudían a pescar las nombradas anguilas… un manjar.
Por Isabelino Espinosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario