El artista plástico contemporáneo, uno de los exponentes argentinos en arte plástico, que donó su obra homenaje al Papa Francisco en reconocimiento a su labor social y religiosa, dialogó con Villas. Sus comienzos, su vida y sus proyectos.
En su atelier, ubicado desde hace ya más de 5 años, en la esquina de Nueva York y avenida Lastra, Gustavo Rovira nos recibió para hacer un repaso de su historia de su vida. Una vida que lleva 47 años de actividad artística y lo encuentro con muchas ganas de seguir a sus 54 años.
- ¿Cuánto comenzaste con todo esto?
- Desde los siete años comienzo con la pintura y mis primeros dibujos eran sobre Mickey. A esa edad tenía una importante inclinación artística entre la poesía, la pintura y la escultura y hasta el día de hoy nunca deje de pintar.
- Entre tus obras podemos ver desde una tribuna de fútbol hasta al “Papa Francisco”, ¿Cómo elegís que pintar y cuánto tiempo te ocupa?
- Pinté “La Tribuna de mi vida”, que es un homenaje a la familia. No tiene que ver con la barra que va hoy en la actualidad a las canchas. Mi obra es un homenaje a la pasión. Me encanta pintar obras que lleguen a la gente. Un cuadro me puede me puede llevar años, otros meses y otros semanas.
- ¿Es redituable esta actividad?
- Mirá en lo comercial me va muy bien. Tengo mi representante en Las Vegas y es una de las personas que me ayudó mucho en la vida. Por el conocí un grupo de gente que invierte en el arte argentino y estamos llevando adelante algunas muestras importantes. Firmé con el “Café Tortoni” un contrato por un año para pintar todos los viernes por la noche.
En cuanto a su gusto por el tanto, Rovira destaca su gusto apasionado por Astor Piazzolla a quien lo define como: “un revolucionario del tango”. Cabe destacar que mientras pinta, Gustavo escucha su música.
En septiembre, Gustavo Rovira fue convocado por la fundación del Banco Ciudad para exponer en el festival musical “Una primavera para Francisco” en el Teatro Colón en homenaje a la vocación sacerdotal de Jorge Mario Bergoglio. La fecha conmemora el día en que el argentino, a los 17 años de edad, tomó la decisión de atender a su vocación sacerdotal y comenzar así el camino que lo llevaría, casi 60 años después, al papado. Una primavera como ésta, el actual Papa Francisco sintió el llamado de Dios mientras se confesaba en la Iglesia de San José de Flores. Allí en el hall del Colón, Rovira presentó “El amanecer de la Fe”, el primer cuadro que el propio artista llevó hasta Roma donde Francisco le dio la bendición. Esta obra se va a colocar en el convento San Francisco de Asis (San Telmo) una vez que este restaurado.
- ¿Das clases de pintura?
- Tengo alumnos que siempre me siguen. Es una alegría poder vivir de lo que hago, pero en algunos momentos pienso en dejar la docencia para pintar más, pero luego los extraño.
- ¿Los alumnos pueden aprender de “cero” o hay que tener algún don especial?
- Yo con ellos soy muy claro y honesto y les digo: “Una persona que canta en la ducha y siente que más o menos afina puede cantar muy bien, pero el tema que hay que educar a la voz y hay que recurrir a los que saben y nos pueden ayudar”. En lo personal, pienso que hago cosas lindas otras no tanto. Todos tenemos frustraciones. Cada uno es único e irrepetible pero existe el contagio. Tengo a Luisa de 85 años, una alumna que pronto va a exponer alguno de sus cuadros tiene un talento intacto desde joven. Yo de ellos también aprendo muchísimo.
- ¿Pintaste algún político?
- No me interesa politizar el arte. He pintado a Rene Favaloro, Papa Francisco y hasta Susana Giménez, que a pesar de ser una gran persona llega al pueblo y eso es lo que me interesa. A Susana le lleve el cuadro hasta su casa y quedó impactada con la obra.
Sobre el final, Gustavo Rovira contó uno de los mejores momentos que le tocó vivir en su vida por el arte. “Una vez fui jurado del programa del Gobierno de la Ciudad Pinceladas a lo grande arte en la tercera edad y fue emocionante. Recuerdo siempre que se le dio un premio a una abuela que pintó su alzheimer y obtuvo el primer premio. Es interesante que la Ciudad vuelva a hacerlo. La sociedad se tiene que dar cuenta que el arte cura y llega a los más necesitados espiritualmente.
El próximo 31 de octubre y 1° de noviembre, Gustavo Rovira expone en Devoto. La cita es en la Biblioteca Antonio Devoto (Bahia Blanca 4025) de 17.30 a 20.30 horas.
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