jueves, 27 de junio de 2013

Bares Notables

     "Café de García"

Nota publicada en la edición de junio del periódico Villas.
Por Francisco Grillo


La acción sucede en el Buenos Aires de la década del ´50. La máquina del tiempo aterrizó en el barrio de Villa Devoto. Para ser más precisos en Sanabria y José Pedro Varela. Un hogar tipo de la época. Pasamos frente a una de las casas y se escucha: -“Carlitos, ya terminé de amasar los ravioles, tenes que ir a buscar a tu padre al café de la esquina, seguro está jugando al billar.” Y Carlitos responde.-“ Huy mamá que bueno, a lo de García”- “Y donde va a estar tu padre, en lo de García jugando con los amigos”-“Sí mamá, voy corriendo seguro me va a comprar una de esas gaseosas, una Bilz o esa nueva…la Coca Cola. Aparte aprovecho y me llevo los autitos y le juego una carrera a los chicos de García, Huguito y Rubén. El Domingo pasado les gané dos carreras y seguro, van a querer la revancha”
Típica secuencia de aquellos tiempos. Y el nene llega al café…La ñata contra el vidrio. Emocionado espiando de afuera ese lugar de los grandes donde el sueña con hacerlo su lugar en el mundo. Para aprender filosofía, dados, timba y la poesía cruel….Cafetín de Buenos Aires, lo único que se puede comparar con “la vieja”. Tantos momentos emotivos en el recuerdo de los porteños. Costumbres argentinas. Ya cambiadas por el tiempo. Los Domingos a la mañana billar, el vermouth con los infaltables platitos de la picada. Una gaseosa para el hijo que venía buscarlo para ir a comer los ravioles en casa. Y después el viaje a la cancha. El padre con el hijo y los amigos. Banderas, gorros, camisetas. Una fiesta. La fiesta del futbol. Los partidos se jugaban todos ese día y a la misma hora. Las canchas repletas con decenas de miles de gargantas gritando por los colores de la pasión.
Y todo esto, partiendo y llegando al café, cafetín de Buenos Aires. Donde todos los días la cita con los amigos, después del trabajo, era en ese templo. Una especie de Palacio Legislativo donde, por horas se debatía desde los más sencillos chimentos del barrio hasta la fórmula de la bomba neutrónica. Ni hablar de los grandes héroes del deporte. Labruna, el chueco García, Roma, Valentim, Sanfilippo, Pascualito Perez, Fangio, y tantos próceres que motivaban largas tertulias en las sagradas instalaciones.

Y el Café de García, fiel testimonio de un pasado pleno y rico de vivencias y emociones, está allí en el mismo lugar donde algún día, Metodio y Carolina García, decidieron establecerse con este café que es reconocido como uno de los bares notables de Buenos Aires. Actualmente es dirigido por sus hijos, Hugo y Rubén García, quienes mantienen el café como una pieza de colección. Todo esta impecablemente conservado. 

Tanto dentro del local, donde se agregó un reservado en el lugar donde estaban las habitaciones familiares, como en las veredas donde se observa el “Paseo de Carolina y Metodio”, un lugar encantador lleno de glicinas que perfuman la esquina y suman un elemento más a las emociones que se experimentan al encontrarse en presencia de tanta historia. Como no podía ser de otra forma, los ídolos populares que fueron y son temas de largas conversaciones entre los parroquianos, también se hacen presentes en el lugar. La lista es interminable. Y siempre faltaran muchos otros nombres. Podemos mencionar a, Antonio Carrizo, Fernando Bravo, , Horacio Ferrer, Víctor Hugo Morales, , Mariano Mores,Enrique Cadícamo Enzo Francescoli, Félix Luna, Alejandro Dolina, Fernando Redondo, Francis Ford Coppola. Diego Maradona

“En tu mezcla milagrosa de sabiondos y suicidas, 
sos lo único en la vida que se pareció a mi vieja”
 

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